sábado, 23 de febrero de 2008

AQUELLOS OSCUROS DIAS (La vocación profesional revisitada - Parte II)


Como dije en el post anterior, a un tío le tomo 2 minutos de simple discurso para convencerme que lo mío no era Artes, la carrera con la que había soñado desde pequeña, sino la medicina, algo que jamás, jamás, jamás se me había ocurrido (
ni cuando con los amiguitos jugabas al “doctor y la enfermera”)

En fin, final de 1990 y yo me encuentro a mi misma matriculándome en la pre-Cayetano Heredia. Ahora digo yo, si iba a ser medico mas vale que aprendiese en la mejor escuela no? Los siguientes 6 meses del 1991 son una especie de vida paralela, de esas que ves de afuera y que juras y perjuras que nunca viviste pero que reconoces dejaron huella. Recuerdo entrar a las clases en la Pre, donde obviamente todos estaban por 2da o 3ra vez, y no entender nada de nada de lo que los instructores decían…pero nada eh?

Como yo, por supuesto, había un grupo de renegados; esos que habían llegado a esta vida paralela de la misma manera que yo lo había hecho: por error. Esto es algo como cuando alguien distraídamente tira por error, no la envoltura, pero el caramelo a la basura. Así habíamos llegado nosotros, dulces caramelos en un mundo que se me apetecía de mierda. Ahora viene a mi cabeza el libro del Paul Auster “El país de las últimas cosas”, donde narran como la gente corre hasta caer muerta. Es el final luego del punto final. Así se sentían esos días.

Pero los renegados sabíamos como reconocernos y así fue como conocí a H. Creo que tomaba una clase conmigo, quizás todas las clases, ahora ya no recuerdo. Como flashbacks de una vida que no viví, llega H con su música dark y sus hojitas de cuaderno llenas de poemas: oscuros, desesperanzados, y a la vez reveladores. Ahora que lo pienso H. esta en todos esos flashbacks, donde la música y las primeras salidas a la fenecida Nirvana hacían llevadera la existencia.

¿Cuan equivocados estábamos en nuestra opción vocacional? H. es ahora filósofo.

El cambio repentino vino en forma de una cara feliz dentro de tanto desaliento. Este muchacho era la única cara feliz y radiante que se podía percibir en los pasillos de la vieja casona. Recuerdo perfectamente el momento en que le pregunte: ¿Por qué tanta felicidad?

Y el respondió: A diferencia de Uds, yo voy a ser Biólogo.

Como un baldazo de agua fría, una ducha española, una bomba nuclear, un jalón de pelo, champú en los ojos, una picadura de alacrán o un revolcón de playa brava; así mismo se sintió esa respuesta. Como una revelación a algo. En este caso, su vocación simbolizaba su felicidad y yo, que andaba en búsqueda ya no de vocación pero de felicidad quede estupefacta ante lo asquerosamente obvio que era todo: TENÍA que ser bióloga.




Una muestra de aquellos oscuros dias: “Darklands” de The Jesus & Mary Chain

1 comentario:

Unknown dijo...

PRESENTE!!! otra Biologa por E-R-R-O-R!!