miércoles, 18 de junio de 2008

Encuentros del tercer tipo con la Micología



Uy, estos días ando realmente a paso de tortuga.
Debe ser el crudo invierno, si, debe ser eso.

Estos días me encuentran a 13 grados latitud sur con un frío durísimo, una humedad champignonesca, una falta de luz que pide suplemento de vitamina D y un encierro que me hacen parecer como si la que escribiese fuese un hongo en su hábitat y no una bióloga de campo.

En fin, son etapas.

Luego de una reconciliación tan abrupta con la profesión no todo puede ser color de rosa (puchica, que feo color!) pero tampoco para ser color gris limeño.

Por estos días me aboco a la tarea de escribir, escribir y escribir.

¿Y que mas? escribir, escribir, escribir.


¿Y alguna otra cosa? Ah si, olvidaba, ESCRIBIR también.


No debo olvidar que tengo un blog, que tiene un fin y este es uno de ellos: comunicar. Así que me tomo un minuto libre de escribir para (¡ups! otra vez) escribir mi blog.

Mmmmm... ¿Sera que hay otras actividades allá afuera???

Paro aquí. ¿Quien dijo que los hongos escribían?

(para no sentirme mas sola que un hongo, aqui dejo otros compa
ñeros para que me acompañen)




martes, 29 de abril de 2008

RECETA rapida para una RECONCILIACION PROFESIONAL


A principios de este año comencé a sentir por mi profesión lo que usualmente sienten las parejas que han estado por mucho tiempo viviendo en la rutina: hastío. Esperando un milagro que me rescatara de las profundidades del aburrimiento académico en el que me había sumido me aboque al deporte pero sobre todo a la cocina. Hasta que un buen día, por una serie de eventos, llamémosle afortunados, descubrí como recobrar el gusto por lo que hago, mi carrera, mi profesión, la investigación científica.

He decidido transformar estos eventos en una guía rápida y he de titularla:

Como reconciliarse con su carrera en 10 días: La guía infalible

Aquí les presento un resumen en pasos cortos e ilustrados (para darle fuerza al mensaje).

Verán como, si siguen estos pasos, estarán escribiendo manuscritos como locos, preparando defensas de tesis en un abrir y cerrar de ojos, aislando material genético al vuelo de una mosca, dando presentaciones orales como afamados oradores, cumpliendo con fechas limites SEMANAS antes de la fecha limite, escribiendo propuestas como revisores de NSF y NIH (los Biólogos entenderán), leyendo manuscritos a la velocidad en la que uno lee carteles en la carretera cuando va manejando a 120 Km/hora.

Aquí va:

1. Júntate con tres amigas (amigos) a almorzar

2. Escucha como una de ellas te narra (y medio propone) el negocio de la historia con la formula triunfadora: poca inversión, MUCHA GANANCIA

3. Convéncete en el acto a participar (no por que tu estés convencida sino porque otra de tus amigas se convenció demasiado rápido y tu NO DEBES quedarte atrás)

4. Invierte MUCHO dinero, sobretodo el que no tienes y que si tienes NO DEBES gastar

5. Gasta, gasta, gasta en ingredientes para cocinar (¿que esperaban de cuatro mujeres en un negocio sino algo relacionado a comida?)

6. Amasa 1000 arepas venezolanas, 650 empanadas colombianas y compra 600 chorizos argentinos y 40 libras de pan

7. Deja todas tus responsabilidades académicas por dos semanas y dedícate a cocinar

8. Cocina un promedio de 10 horas al día, cose mandiles, lava platos

9. Conversa sobre sabores, texturas, precios de comida, marcas de comida

10. Consigue los teléfonos de los distribuidores de comida en tu área

11. Visita COSTCO o cualquier MEGA tienda de comida cada día por dos semanas para comprar 600 botellas de agua, 40 kilos de harina y cosas así, a gran escala.

12. Arma un kiosco en un feria nacional donde asistirán 20000 personas a comer

13. Conoce a tu competencia, que a diferencia tuya, tiene 10 años de experiencia en el negocio de la venta de comida

14. Regresa a tu tienda, ponte el mandil (que tu confeccionaste), prende el fogón y cocina lo que estuviste amasando por dos semanas

15. Convence a la gente que se aproxima a tu puesto que tu producto es mejor que el de al lado: háblale de los ingredientes, el origen, el sabor, EL PRECIO

16. Se amable, sírvele, cóbrale y finalmente

17. SONRIE. Sonríe siempre, por las doce horas de trabajo diario pero por sobretodo sonríe porque es el primer día y la feria de comida dura 10 días y tu invertiste tanto que mas vale que lo recuperes y ganes al menos el dinero de la gasolina…

Sigan estos pasos sencillos y verán como ese articulo científico que no pudieron leer en años por lo denso y complicado les sonara como dulce canción para sus oídos y fluirá como el best-seller del siglo (sino el milenio) escrito en tu propio idioma (obvio).

Yo seguí esos pasos (es mas, estoy en pleno proceso) y hoy, luego de un fin de semana de sonreír todo lo que no sonreí en mi vida y de socializar todo lo que nunca quise socializar en mi vida, me senté frente a mi compu, abrí un archivo excel que he venido evitando por los últimos dos meses y realicé ese análisis que se me negaba. Y lo hice con la mayor sonrisa que he podido esbozar.

Hoy, estoy oficialmente RECONCILIADA con mi profesión que no es necesariamente mi vocación pero que siento que es lo que me hace feliz por estos días. (Claro aun me quedan 5 días de venta de arepas pero ya estoy embarcada y mas vale que gane algo de dinero con esto)

Por otro lado descubrí que mi gusto por cocinar es eso, un gusto y que es espectacular hacerlo para 2 pero definitivamente no para 2000.



Foto 1. Imagen frontal de la nevera mostrando tres dias de trabajo amasando arepas. Observar el detalle de la puerta que aunque no se muestra completa deja entrever un par de cientos de empanadas.


Y aqui la cancion que cante (en espanhol) mientras amasaba a lo loco...




Imagen de www.clipartof.com




martes, 8 de abril de 2008

EL FRIO BORDE DE CERAMICA


¿Donde están los baños cuando mas se le necesitan?
¿Por qué cuando uno teme algo es el anuncio de que eso sucedera?

Dos sencillas preguntas que no parecen tener respuesta en mi mundo.
Y dos preguntas que formulo con escalofriante frecuencia.

¡Reniego de este mundo y de su falta de baños!
¡Reniego de la gente que gusta hacerlo au-naturel!

Y reniego de las personas que usan enormes cantidad de papel higiénico y de agua para hacer sus necesidades en el baño, porque cuando es mi turno ya no hay papel, y si hay, pues entonces ya no hay agua.

Esto no es más que una diezmilésima parte de la catarsis que necesito hacer para resumir y exorcizar todas mis nefastas experiencias con los baños y quitarme por fin de encima la maldición del retrete que alguien puso sobre mí. Porque es eso, una maldición. ¿Sino como llamarle a ese sin número de eventos donde el baño gana y yo soy siempre la victima?

Empecemos por el principio. Uno de los temas más recurrentes en las conversaciones casuales de los Biólogos (además de la ciencia) es la mierda. Como todos los caminos que conducen a Roma, todos los temas de biólogos conducen a caca. Esto es un hecho irrefutable y cualquiera que se jacte de ser un biólogo de verdad estará de acuerdo conmigo. Todos tenemos pequeñas historias, experiencias, revelaciones relacionadas a la caca, a los baños, a la falta-de baños, a la suciedad. Y a todos no gusta contar nuestras historias, con el mayor detalle posible. El problema es que cuando me toca contar una historia y mi portafolio mental de experiencias baño-relacionadas se abre, una avalancha, o mejor dicho, un huaico de experiencias se agolpa en mi mente para salir. Simplemente hay tantas historias que no se cual contar y esto me hace pensar que algo no esta bien.

A principio de este año estábamos un grupo de amigos comiendo en un restaurante al norte de Perú. Hacia calor y nos pedimos unas limonadas con cerveza y mientras esperábamos la comida nos pusimos a contar historias de viaje. Éramos dos biólogos, un periodista, una fotógrafa, y dos diseñadoras graficas.

En común teníamos el gusto por los viajes, además de muchos años de infancia compartida. Una cosa llevo a la otra y llegamos (como a Roma) al tema de los baños. Alguien empezó con una historia y yo conté una también, luego vino la historia de una amiga, y luego otra mía, y luego otra mía y otra y otra y otra. La mesa se quedo silenciosa al final de mi décima historia y el veredicto final fue unánime y en forma de pregunta: ¿Tienes un problema con los baños no?

Si (suspirando). Tengo un súper problema. Un problema de mierda, una mierda de problema y no se como sobrellevarlo.

No se como empezó, pero debe estar embebido en mi código genético porque, si mal no recuerdo, tengo una fobia a la falta de baños desde que tengo uso de razón. Tengo un flashback en un campo, debo tener como 5-6 años, tengo ganas de ir al baño y alguien pasándome un trozo de papel higiénico mientras me dice: "No es necesario tanto papel. Si sabes usarlo bien, solo necesitaras este pedacito". Y me alcanza un cuadrado de 10cm2 de PH. En mi mundo, 10cm2 de PH tienen la capacidad limpiadora que tendría un pedacito de papel que quepa en la yema de uno de mis dedos y esta pseudo educadora higiénica que nadie invito pretende que limpie mi cola con este ínfimo, diminuto, y cuasi-microscopio pedacito? Si, esto debe estar embebido en mi código genético, no hay duda.

Y como agujero negro que atrae toda materia, mi actitud hacia los baños ha sido así, y aun es un atractor para las situaciones donde la falta de un baño es el común denominador. Hay un baño en perfectas condiciones, entra uno, entra otro y cuando me toca a mi, algo falla. ¿Hum?.

He tratado de llevar esta maldición, este fu-fu, con dignidad y tratar de tener la mejor actitud cuando me voy acercando a un baño, pero siempre, siempre, hay en el fondo de mi, esa suspicacia de que no hay baño bueno si es mi turno…y es verdad, al final no hay. ¿Que queda entonces? ¿Au-naturel? Pues si, pero aun con esa actitud de cazador-recolector (o sea, muy primitivo), siempre pasa algo. Como cuando estuve en esta diminuta isla, donde hace más de 30 años que hacen estudios y tienen la misma covacha que encontraron la primera vez. Todo parecia tan pristino, tan paradisiaco, tan…Isla de Gilligan, hasta que pregunte inocentemente: Y, ¿Dónde se hace? Y me contestaron: Donde TU quieras. Eso es lo bueno aquí, elige tu "spot" y disfruta. (
¿No suena eso a comercial?)
Uds. creen que después de 30 años de visitas a esta isla, quede algún "spot" virgen? ¡No seamos absurdos!. ¿Como adentrarse en la vegetación de esta isla para elegir un "spot" que no ha sido tomado ya o peor aun atravesando otros "spots" para elegir un "spot" que ni-de-vainas no ha sido el "spot" de alguien mas? Si pues, pero luego de 24 horas de aguante, no hay forma de resistirse más y a buscar un "spot" se ha dicho. Obvio, que me toco un "spot" que había sido el "spot" de mucho mas que uno…

Dicho todo esto, no se porque aun me aventuro a salidas de campo a lugares remotos. ¿Será que luego de tanto sufrimiento, la recompensa de visitar estos sitios, de tan dificil acceso, es demasiado gratificante? Puede ser. Eso si, en medio de un bosque, o peor aun, montada en una lancha en medio del mar, y con unas ganas dementes de ir al baño, mi cara se compunge, mis ojos se aguan de frustración y susto, busco por todos lados un trozo de papel y al final no tengo mas que preguntarme: ¿Por qué, por que, porque, me pasa esto a mi? Y también preguntarme: ¿Por qué nadie más quiere ir al baño?

Bah, preguntas al azar.


(Ilustracion del misterioso-pero esta vez suertudo- Kenny, sentado en el trono Rocas. Cortesis de SouthPark)

miércoles, 26 de marzo de 2008

EL TRABAJO DE CAMPO ES LA MEJOR TERAPIA


Esta es una de las conclusiones más iluminadas a las que he llegado hasta ahora (y debo admitir que no hay muchas más): El trabajo de campo es la mejor terapia para todo mal. Y por mal me refiero a traumas, miedos, complejos, exceso de comodidades, vergüenzas.

Hay que admitir que todos tenemos mas que un talón, varios talones de Aquiles y que esta existencia es una lucha constante para eliminar todos esos males.

¿Miedo a la oscuridad? Si, claro, mucha gente tiene miedo a la oscuridad y me incluyo en ese grupo.

Yo tengo un miedo ancestral y primario a la oscuridad y creo saber bastante bien el origen de ese miedo. Solo vayan a este link (http://taquicardiataquicardia.blogspot.com/2007/05/el-viejo-enterrador-de-la-comarca.html) donde mi adorada y reveladora R. narra con destreza y detalle esas absurdas, intoxicantes y adictivas noches de terror casero que mi papa nos ofrecía y que nosotros disfrutábamos como cerdo en fango (será que los cerdos disfrutan en el fango no?). El precio de esas noches de stress infantil es que a mi no me gusta la oscuridad, para nada. Y a R. tampoco.

Pero entonces viene lo paradójico de esta existencia. Cuando tu primer trabajo de campo es en un lugar que no tiene luz artificial y luego cuando tus subsiguientes trabajos de campo implican que hagas caminatas de 8pm-4am sin prender la linterna, buscando tortugas, muchas veces (quizá demasiadas) sin compañía y en una playa donde todo, absolutamente todo, parece ser algo vivo. Y entonces vienen a mi mente las innumerables películas de terror que veía de pequeña y no-tan pequeña, todas las historias de mi viejo y las infaltables leyendas urbanas, que aunque mucho caso no les hice, en un lugar donde la visibilidad es de 10 cm., la verdad que hacen mella.

Eso mas el hecho de que a mis compañeros de salidas les encantaba asustar a la gente con pequeñas bromillas inocentes y dóciles. Por ejemplo, enterrar un brazo de maniquí para que se vea la mano y la muñeca saliendo de la arena. O caminar entre la vegetación bordeando la playa para aparecer súbitamente en frente con un grito desgarrador que encrespa hasta los pelos de la nuca. ¡Que lindos!!!

Algunos colegas siempre decían: ¡Uy! Nada mejor que caminar solo en la noche para meditar y disfrutar de la soledad. (¿?!!) ¡Loco! ¡Que absurdo! Que, ¿nunca te asustaron por la noche? ¿Meditar y disfrutar? Las dos únicas actividades a lo que a mi se refiere son temblar y tratar de desparalizarme. Si, quizás también hay un poco de meditación trascendental sobre los QUE y los PORQUE existenciales: ¿Soy yo una absoluta imbecil? Y ¿Porque demonios estoy aquí en plena oscuridad?

Recuerdo muchas historias, algunas memorables, donde mi miedo a la oscuridad se exacerbo tanto que no podía pensar con claridad y cualquier decisión tomada en ese momento sonó a total disparate al día siguiente ya con el sol sobre la cabeza. Recuerdo, por ejemplo, una noche en un campamento base durante una expedición a un Parque Nacional en Perú. Yo había llegado esa tarde a reunirme con el resto de Biólogos y habíamos estado bebiendo unas copas de glorioso Pisco dentro de una carpa mientras monitoreabamos como aumentaba la temperatura ambiental al interior…(clásico de Biólogos). Al final del experimento termo-alcoholico nos dimos las buenas noches y nos repartimos a las respectivas carpas hasta el día siguiente.

A mitad de la noche me desperte con unas ganas locas de ir al baño. Dado que todos estaban durmiendo y no había ni siquiera luz de luna afuera, decidí aguantarme y obligarme a dormir. Subitamente, vuelvo a abrir los ojos y miro el reloj: ¡Solo 5 minutos habían pasado! y yo tratando de controlarme. Cierro los ojos. Vuelvo a abrirlos 15 minutos después. ¡¡¿Que?!!...había que tomar una decisión radical.

Saque la cabeza por entre la cremallera de la carpa. Afuera se apretaban todos los matices de oscuridad: medio oscuro, oscuro, oscurazo, cero-luz. Pensé: no hay forma que yo saque una patita fuera de este mi refugio de vida (la carpa). Y ahí, en medio de una seria diatriba fisiológicamente influenciada no se me ocurrió mejor cosa que usar unas bolsas (ojo, sin hueco) para depositar el líquido elemento salino. 2 minutos después y luego de mil malabares dentro de la carpa, dos bolsas de un litro fueron llenadas a casi total capacidad y bien ataditas. Como no podía dejarlas afuera de la carpa (quien sabe que criatura se acercaría) decidí darles mejor uso y las puse a mis pies que ya a esa altura debían de estar congelados con los 2ºC que había en el ambiente. Y me volvi a dormir. Esta vez placida y profundamente hasta que amanecio. Esa es la historia. Algunos no la creen, otros si. Pero es cierta. Cosas así me pasan todo el tiempo y por eso me sigo exponiendo a situaciones de extrema oscuridad para ir venciendo mis demonios internos (y de paso buscar soluciones a toda situacion).

En fin, debo decir, que años de trabajo de campo han tenido un efecto cuasi sanador en mí. No como una imposición de manos al estilo secta pero mas bien como una larga terapia al estilo niuyorkino. Claro que aun le tengo miedo a la oscuridad, pero trato de llevar con dignidad mis treinta y ser una adulta "madura", "lógica", y "racional" a la hora de enfrentarme a mis demonios escondidos en lo oscuro de la noche. Eso si, siempre van a escuchar de mi: ¿Por qué yo?, que vaya otro pues… no vale…

Eso si, que lo digo con madurez no hay duda.

Ahora, esto no se compara en lo más mínimo con mi terror por la falta de un baño, o peor aun, por la presencia de un baño malogrado. El miedo a la oscuridad es "chancay de a veinte" como diríamos en Perú, comparado con lo otro. ¿Pero quien quiere escuchar de baños ahora?

Yo no, me tengo que ir a casa, es tarde y el sol esta cayendo…

(Dibujo de MICHAEL GAGNE)