martes, 8 de abril de 2008

EL FRIO BORDE DE CERAMICA


¿Donde están los baños cuando mas se le necesitan?
¿Por qué cuando uno teme algo es el anuncio de que eso sucedera?

Dos sencillas preguntas que no parecen tener respuesta en mi mundo.
Y dos preguntas que formulo con escalofriante frecuencia.

¡Reniego de este mundo y de su falta de baños!
¡Reniego de la gente que gusta hacerlo au-naturel!

Y reniego de las personas que usan enormes cantidad de papel higiénico y de agua para hacer sus necesidades en el baño, porque cuando es mi turno ya no hay papel, y si hay, pues entonces ya no hay agua.

Esto no es más que una diezmilésima parte de la catarsis que necesito hacer para resumir y exorcizar todas mis nefastas experiencias con los baños y quitarme por fin de encima la maldición del retrete que alguien puso sobre mí. Porque es eso, una maldición. ¿Sino como llamarle a ese sin número de eventos donde el baño gana y yo soy siempre la victima?

Empecemos por el principio. Uno de los temas más recurrentes en las conversaciones casuales de los Biólogos (además de la ciencia) es la mierda. Como todos los caminos que conducen a Roma, todos los temas de biólogos conducen a caca. Esto es un hecho irrefutable y cualquiera que se jacte de ser un biólogo de verdad estará de acuerdo conmigo. Todos tenemos pequeñas historias, experiencias, revelaciones relacionadas a la caca, a los baños, a la falta-de baños, a la suciedad. Y a todos no gusta contar nuestras historias, con el mayor detalle posible. El problema es que cuando me toca contar una historia y mi portafolio mental de experiencias baño-relacionadas se abre, una avalancha, o mejor dicho, un huaico de experiencias se agolpa en mi mente para salir. Simplemente hay tantas historias que no se cual contar y esto me hace pensar que algo no esta bien.

A principio de este año estábamos un grupo de amigos comiendo en un restaurante al norte de Perú. Hacia calor y nos pedimos unas limonadas con cerveza y mientras esperábamos la comida nos pusimos a contar historias de viaje. Éramos dos biólogos, un periodista, una fotógrafa, y dos diseñadoras graficas.

En común teníamos el gusto por los viajes, además de muchos años de infancia compartida. Una cosa llevo a la otra y llegamos (como a Roma) al tema de los baños. Alguien empezó con una historia y yo conté una también, luego vino la historia de una amiga, y luego otra mía, y luego otra mía y otra y otra y otra. La mesa se quedo silenciosa al final de mi décima historia y el veredicto final fue unánime y en forma de pregunta: ¿Tienes un problema con los baños no?

Si (suspirando). Tengo un súper problema. Un problema de mierda, una mierda de problema y no se como sobrellevarlo.

No se como empezó, pero debe estar embebido en mi código genético porque, si mal no recuerdo, tengo una fobia a la falta de baños desde que tengo uso de razón. Tengo un flashback en un campo, debo tener como 5-6 años, tengo ganas de ir al baño y alguien pasándome un trozo de papel higiénico mientras me dice: "No es necesario tanto papel. Si sabes usarlo bien, solo necesitaras este pedacito". Y me alcanza un cuadrado de 10cm2 de PH. En mi mundo, 10cm2 de PH tienen la capacidad limpiadora que tendría un pedacito de papel que quepa en la yema de uno de mis dedos y esta pseudo educadora higiénica que nadie invito pretende que limpie mi cola con este ínfimo, diminuto, y cuasi-microscopio pedacito? Si, esto debe estar embebido en mi código genético, no hay duda.

Y como agujero negro que atrae toda materia, mi actitud hacia los baños ha sido así, y aun es un atractor para las situaciones donde la falta de un baño es el común denominador. Hay un baño en perfectas condiciones, entra uno, entra otro y cuando me toca a mi, algo falla. ¿Hum?.

He tratado de llevar esta maldición, este fu-fu, con dignidad y tratar de tener la mejor actitud cuando me voy acercando a un baño, pero siempre, siempre, hay en el fondo de mi, esa suspicacia de que no hay baño bueno si es mi turno…y es verdad, al final no hay. ¿Que queda entonces? ¿Au-naturel? Pues si, pero aun con esa actitud de cazador-recolector (o sea, muy primitivo), siempre pasa algo. Como cuando estuve en esta diminuta isla, donde hace más de 30 años que hacen estudios y tienen la misma covacha que encontraron la primera vez. Todo parecia tan pristino, tan paradisiaco, tan…Isla de Gilligan, hasta que pregunte inocentemente: Y, ¿Dónde se hace? Y me contestaron: Donde TU quieras. Eso es lo bueno aquí, elige tu "spot" y disfruta. (
¿No suena eso a comercial?)
Uds. creen que después de 30 años de visitas a esta isla, quede algún "spot" virgen? ¡No seamos absurdos!. ¿Como adentrarse en la vegetación de esta isla para elegir un "spot" que no ha sido tomado ya o peor aun atravesando otros "spots" para elegir un "spot" que ni-de-vainas no ha sido el "spot" de alguien mas? Si pues, pero luego de 24 horas de aguante, no hay forma de resistirse más y a buscar un "spot" se ha dicho. Obvio, que me toco un "spot" que había sido el "spot" de mucho mas que uno…

Dicho todo esto, no se porque aun me aventuro a salidas de campo a lugares remotos. ¿Será que luego de tanto sufrimiento, la recompensa de visitar estos sitios, de tan dificil acceso, es demasiado gratificante? Puede ser. Eso si, en medio de un bosque, o peor aun, montada en una lancha en medio del mar, y con unas ganas dementes de ir al baño, mi cara se compunge, mis ojos se aguan de frustración y susto, busco por todos lados un trozo de papel y al final no tengo mas que preguntarme: ¿Por qué, por que, porque, me pasa esto a mi? Y también preguntarme: ¿Por qué nadie más quiere ir al baño?

Bah, preguntas al azar.


(Ilustracion del misterioso-pero esta vez suertudo- Kenny, sentado en el trono Rocas. Cortesis de SouthPark)

1 comentario:

SKS dijo...

yo se que te mueres de ganas de probar los banios de un espinelero peruano, si o no? jaja
sks